No se trataba de un barrio periférico. Tampoco se puede decir que la mujer llevaba adelante su actividad de manera clandestina. En la vereda de avenida Colón y Crisóstomo Alvarez, "La Petisa" se paraba junto a su moto, y los jóvenes se acercaban a ella para comprarle la droga.

La mujer fue detenida el miércoles a las 23.40. Tiene 29 años, y según el dato que había llegado a la Dirección General de Drogas Peligrosas de la Policía, a cargo del subcomisario Jorge Nacusse y de los comisarios Francisco Juárez y Fabián Salvatore, vendía "bagullos" de marihuana en esa esquina del barrio de Floresta.

Fueron los vecinos los que alertaron de la presencia de la mujer, quien llegaba por las noches en una moto. El juez Federal Luis Fernando Poviña ordenó que los policías verifiquen si esa información era real. Así, durante un mes, recorrieron la zona, tratando de dar con la sospechosa.

El equipo de investigación estuvo integrado por los oficiales Ramón Racedo, Maximiliano Auteri, Domingo Núñez, Fabián Cata y Miguel Dorado. Ellos determinaron que la mujer llegaba en una Honda Wave roja, y apenas se detenía se acercaban jóvenes que residían, en su mayoría, en los barrios de Floresta, Ciudadela y Villa Luján. Los policías esperaron que el miércoles a la noche la mujer repitiera su rutina. Esa noche llegó con otra mujer.

Un joven se acercó en una motocicleta, y los investigadores registraron el intercambio de droga por dinero. Unos minutos más tarde, la operación se repitió con un hombre que llegó caminando.

Cuando el personal policial las interceptó, "La Petisa" tenía dentro de su cartera una caja de cigarrillos con cuatro "bagullos" de marihuana de 10 gramos cada uno y tres cajas de papel engomado para preparar cigarrillos.

La mujer que estaba con ella, por su parte, quedó involucrada por los mensajes de texto que recibía en su teléfono celular, en los que los compradores coordinaban horarios para la transacción. Poviña dispuso que las dos mujeres queden detenidas e incomunicadas por tenencia de estupefacientes para su comercialización.

Salvatore, director de la Digedrop, comentó que no es una modalidad común de venta la que llevaban adelante estas mujeres. "Generalmente, el modo delivery se observa en los barrios, no en lugares tan abiertos como esta esquina", explicó.

Al parecer, las mujeres cambiaban cada un cierto período de tiempo el punto de venta, para evitar ser descubiertas, y se comunicaban a través de mensajes de texto con los compradores para coordinar los horarios de entrega.

Modalidades comunes

Quioscos en casas.- La forma más común de venta es en viviendas particulares, y los clientes son los adictos del mismo barrio. Tienen "campanas" que alertan de la presencia de extraños.

A Domicilio.-
En algunos lugares, los dealers hacen acopio en su casa y reparten los pedidos a domicilio, generalmente en motos, pero a viviendas de una zona cercana.

Consumición adentro.- Para evitar ser descubiertos, la última modalidad que utilizan los "transas" es que los adictos compren la droga, la consuman, y recién salgan a la calle.